viernes, 18 de diciembre de 2015

APORTACIONES DE LA CULTURA ROMANA Y PALEOCRISTIANA

APORTACIONES DE LA CULTURA ROMANA Y PALEOCRISTIANA
Los habitantes de la Bética provienen de la antigua cultura de Tartessos. Como hemos visto con anterioridad, los cartagineses invadieron la antigua civilización tartéssica. A la llegada de los romanos, los habitantes de Andalucía asimilaron con rapidez las costumbres de Roma. Se produjo una fusión de personas y costumbres. El resultado fue que la "Bética", la Andalucía romana, formó parte de Roma como una provincia más. Este hecho es muy importante, ya que otros territorios de la península fueron tratados como simples colonias conquistadas.
En Roma había dos tipos de provincias:
·         Senatoriales. Dependían directamente del Senado y los ciudadanos eran libres.
·         Imperiales. Dependían del Emperador y eran tratadas como territorios conquistados.
La Bética era una provincia senatorial. Sus ciudadanos tenían "la civitas romana", es decir, tenían la ciudadanía romana con todos los mismos derechos que cualquier habitante de Roma. La capital de la Bética era Córdoba.En la época de Julio César, Cádiz fue una de las ciudades romanas con más población de todo el imperio.
Dos emperadores de Roma nacieron en la Bética: Adriano y Trajano y el ilustre filósofo Séneca.
Trajano: nació en Itálica, cerca de la actual Sevilla, en el año 52 d. C. Fue un militar que llegó a convertirse en Emperador de Roma en el año 98. A Trajano se le recuerda más por su labor como militar que como Emperador. Sus conquistas principales fueron el reino de Dacia (actual Rumanía), Armenia, Mesopotamia, la península del Sinaí y parte de la actual Siria. Bajo su mando el Imperio Romano llegó a tener las mayores dimensiones de su historia.
Adriano: pariente de Trajano, es proclamado emperador en el año 117 d. C. También nació en Itálica. El gobierno de Adriano duró veintiún años. Durante ellos se dedicó a visitar casi todas las provincias del imperio y a potenciar el arte y la cultura con la creación de bibliotecas. Fue muy tolerante con la libertad religiosa, registrándose durante su mandato una gran expansión del cristianismo en todo el imperio romano.
Séneca: filósofo nacido en Córdoba en el año 4 a. C. Fue senador y maestro de Nerón antes de que éste fuera emperador. Tuvo una gran influencia en los primeros años del gobierno de Nerón. Como consejero del emperador contribuyó a organizar el imperio y la ciudad de Roma. A pesar de su cercanía del poder, Séneca era bastante crítico.También fue dramaturgo y escritor, destacando entre sus obras literarias y de tipo moral “Cartas a Lucilo” y “De la brevedad de la vida”.
*      Primera división romana de Hispania, donde puede verse la Hispania Ulterior.
*      Hispania según la división provincial romana del 27 a. C., donde pueden apreciarse los límites de la Bética
*      Hispania en época de Diocleciano
La actual Andalucía fue una de las zonas del Imperio Romano, incorporadas al mismo tras un largo período de conquistas, más intensamente romanizada. En plena época republicana (197 a. C.), Hispania queda dividida en dos provincias, la Citerior y la Ulterior, división que fue modificada por Augusto el 27 a. C. en Tarraconense, Lusitania y Bética. La Bética no coincide exactamente en sus límites con Andalucía, como veremos más abajo. Augusto se reserva para su gobierno personal dos de las provincias: la Lusitania y la Tarraconense, que englobaba parte de la actual Andalucía, en concreto la zona de Sierra Morena y el sudeste de la región. La Bética quedó bajo la influencia y el control directo del Senado, que encargaba a un procónsul el gobierno de la provincia. La capital será Corduba. Esta división durará hasta Diocleciano (fines del siglo III d.C.), quien llevó a cabo una nueva división de Hispania. Los factores que contribuyeron a la rápida e intensa penetración de la cultura romana en Andalucía, así como los testimonios que nos indican la importancia de esta romanización en la configuración cultural de nuestra Comunidad Autónoma, fueron:
*      PREDISPOSICIÓN FAVORABLE DE LA ZONA.
Toda la costa sur y este de Hispania había estado abierta al contacto con nuevos pueblos desde muchos siglos atrás (griegos, fenicios, cartagineses), creando una cultura favorable a la asimilación de lo extranjero, lo cual hizo rápido, duradero y voluntario el proceso de Romanización.
*      LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN.
La construcción de las vías romanas, por las que discurrían las legiones, y tras ellas el comercio, facilitó la creación de campamentos y ciudades que pronto fueron núcleos de explotación agrícola y comercial, así como focos de cultura. Las vías romanas en la Bética y sur de la Tarraconense son conocidas principalmente por un famoso Itinerario (algo así como una guía de viajes, que señalaba las distancias en millas a Roma y los principales albergues en el camino), el Itinerario Antonino. Eran importantes los ramales de la Vía Augusta (por la costa mediterránea hasta Gades y por el interior por Guadix y Córdoba a Sevilla)), y la Vía de la Plata, que partía de Gades e Itálica y se dirigía hacia el norte de Hispania pasando por Emérita. También era frecuente, y muchas veces más rápido y seguro (y por ello más utilizado en algunas ocasiones, como los intercambios comerciales), el tráfico marítimo y fluvial (el Guadalquivir era navegable hasta más arriba de Sevilla. La zona siempre fue un importante foco del comercio marítimo, debido a la extensión y seguridad de sus costas, con puertos como el de Gades, Malaca, Carteia [cerca de Algeciras] y Sexi [Almuñécar]).
*      LA UNIFICACIÓN LINGÜÍSTICA.
El territorio de la actual Andalucía adoptó rápidamente y por completo el uso del latín en la vida diaria y como vehículo de propagación de la cultura, hasta el punto de que, según testimonios de la época, había olvidado sus lenguas maternas. La educación fue bastante cuidada en la región, pues hay testimonios de un nivel cultural bastante alto. En diversa poblaciones importantes (Cádiz, Córdoba, Écija) existieron escuelas públicas que enseñaron la cultura y la literatura latinas, y favorecieron la educación de la población bética indígena. Fruto de este auge cultural, en Andalucía se conocen varias familias hispanas que llegan a intervenir activamente en la vida cultural y política del Imperio. De hecho, una de las familias que dio brillo a la literatura latina fue la de los Séneca, natural de Corduba. En Cádiz es famosa la familia de los Balbos (senadores) y de Itálica salen dos emperadores, Trajano y Adriano, que llevaron al Imperio a uno de sus mejores momentos en cuanto a expansión y estabilidad cultural y política (finales I d. C. / comienzos II d C.)
*      LA ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA Y SOCIAL.
En el Imperio Romano, cada provincia se encuentra dividida en conventus, unidades administrativas con fines de administración de justicia, si bien debieron servir también funciones de reclutamiento o recaudación de impuestos. La Bética estuvo dividida en cuatro conventi: Gades, Corduba, Hispalis (Sevilla) y Astigi (Écija). Cada conventus estaba a su vez dividido en civitates, es decir, porciones de territorio que estaban bajo la jurisdicción de un núcleo de población principal.
Con respecto a las clases sociales, éste puede ser el reflejo que dejaron en Andalucía: los soldados y colonos, representantes de las clases sociales bajas romanas, eran fundamentalmente de origen itálico, es decir, con ciudadanía, no romana, sino itálica, sin gozar de plenos derechos de participación en la vida política de la capital. Las clases bajas hispanas convivieron pacíficamente y se mezclan con las clases bajas y medias de procedencia romana o itálica. Muchos hijos de matrimonios mixtos obtenían con facilidad la ciudadanía.
Los hombres libres no ciudadanos (los peregrinos) formaban la mayoría de la población hispana y disfrutaban de derechos civiles, pero no políticos.
La clase dominante romana adquiere posesiones en la zona, pero la mayor parte de las veces están ausentes de ellas, dejando su explotación en manos de administradores o arrendatarios. Los beneficios sacados de estas explotaciones revierten principalmente en Italia, donde los dueños invierten. Otro modo de intervención en Hispania por parte de estas clases acaudaladas se hace por medio de las sociedades de publicanos, que explotan por arrendamiento diversas posesiones y exclusivas del Estado: minas, recaudación de impuestos. Parte de estos beneficios revierten en Italia, y otra parte se invierte en la agricultura hispana. Las clases altas hispanas se asimilan y son absorbidas por las clases altas romanas. Con bastante facilidad se concedió la ciudadanía romana a quienes se hubieran distinguido en acciones en pro de Roma.
En cuanto a los esclavos, desde que se pacificó la zona, los esclavos no solían ser de procedencia bética. Trabajaban principalmente en minas, explotaciones agrarias y talleres artesanales.
*      LAS CIUDADES.
Andalucía fue una zona intensamente urbanizada, en la que las ciudades preexistentes se integraron plenamente en la estructura administrativa romana, junto con las de nueva creación, y contribuyeron a la expansión de la cultura romana. Las civitates tuvieron estatutos jurídicos diferentes, según fuera su base organizativa indígena o romana.
Entre las indígenas existieron ciudades federadas (exentas de impuestos y que mantiene su sistema jurídico indígena por haber hecho un pacto con Roma), libres (igual, pero por concesión del Senado, que podía volverse atrás en su concesión) y estipendiarias (que deben pagar impuestos por haber sido sometidas por las armas).
Entre las romanas, es decir, las ciudades jurídicamente privilegiadas, existieron las colonias (fundadas por Roma con ciudadanos romanos o latinos, a los que se entregaban lotes de tierra; se organizaban al modo romano) y los municipios (o ciudades indígenas a las que Roma otorgaba el derecho de ciudadanía, bien latino [con menos derechos], bien romano [con más derechos]).
En la Bética el número de las ciudades privilegiadas era muy numeroso proporcionalmente al resto de Hipania. La organización ciudadana de colonias y municipios en la Bética es conocida gracias a algunas leyes municipales que se han conservado, como las de Osuna (Urso) y la Lex Flavia Malacitana. Cada ciudad tenía: un Senado o Consejo de los decuriones (nombrados vitaliciamente y elegidos entre la oligarquía de la ciudad, y debían ser ciudadanos); una Asamblea popular (formada por los ciudadanos con derecho de ciudadanía); dos duoviri, encargados del poder ejecutivo (elegidos anualmente, presidían las reuniones del Senado y la Asamblea, y tenían como ayudantes a dos ediles.)
Las ciudades se embellecieron con edificios públicos, al estilo de la capital del Imperio (foros, termas, gimnasios, teatros, anfiteatros). Algunas obras de tipo militar o de interés público han llegado en buen estado hasta nosotros, como sucede con el puente de Córdoba. Se conservan restos arquitectónicos de gran importancia, como son: ITÁLICA: se conservan restos de la ciudad, con su red de alcantarillado, estructura de las calles y restos de casas y mosaicos; teatro, anfiteatro con gran capacidad de acogida de espectadores; termas. BOLONIA (restos de la antigua ciudad de Baelo Claudia, cerca de Tarifa): ruinas de la factoría de salazón, templos, termas, ciudad, foro, necrópolis. Termas de SAN PEDRO DE ALCÁNTARA. Teatro de ACINIPO (cerca de Ronda). Teatro de MÁLAGA. Ruinas de TORROX (mosaicos, hornos y necrópolis). CARMONA: importante necrópolis. OSUNA (antigua ciudad de Urso): placas de bronce con leyes inscritas, teatro y necrópolis. La típica estructura de la casa señorial romana, centrada en el atrio y ampliada en su parte trasera con el peristilo, está recogida en los restos conservados en Andalucía de villas romanas, tanto rústica como urbana. Por ejemplo, en los restos de la villa romana de Marbella.
Las costumbres en las comidas también fueron adoptadas, y no fueron ajenos los pueblos de la zona a los gustos de la urbe, ya que varias de las más famosas industrias de salazón de pescado y de fabricación de "garum" (salsa para acompañar los platos de comida, muy apreciada y bastante cara, hecha a base de las vísceras y restos de diversos pescados) se hallaban en la zona sur de la Bética (Almuñécar, Fuengirola, Baelo Claudia)
*      EL EJÉRCITO.
La procedencia social de los soldados influyó en el modo de romanización de la zona: eran normalmente de baja clase social, con un alistamiento que en realidad pretendía mejorar su status económico y social, mediante un rápido enriquecimiento con los botines de guerra o la consecución de tierras al licenciarse. Por esto fue muy normal su posterior asentamiento en la Bética. La peculiar importancia del general del ejército (cuyos soldados adquirían un vínculo sagrado, personal, con él, más que con Roma) observado en el último siglo de la República, también tuvo su reflejo en Andalucía, donde ejército y ciudades se ponen de parte de uno u otro cuando ocurren las guerras civiles entre Pompeyo y César, y los acontecimientos posteriores. Tras la instauración de un ejército mercenario desde tiempos de Mario (principios s. I a. C.), debido a la escasez de efectivos al haber concedido la ciudadanía a los itálicos, se admitió el reclutamiento de tropas hispanas en el ejército regular. Numerosas colonias fueron fundadas en la región para asentamiento de veteranos tras su licencia: Itálica, Urso (Osuna), Baena. Normalmente, los ejércitos acampaban fuera de las ciudades, por lo que no había excesivo contacto con la población hispana. Pero en los largos períodos de descanso, se mezclaban con la población indígena y había muchos matrimonios mixtos.
*      LA RIQUEZA MINERA Y AGRÍCOLA.
La gran riqueza agrícola de la Bética queda demostrada, por ejemplo en el gran número de talleres de fabricación de ánforas y vajillas que sirvieron como recipientes para la exportación de estos productos (cereal, vino, aceite, etc.). Cascotes de estos recipientes se encuentran por todo el Imperio. Fue especialmente rico y explotado el fértil valle del Guadalquivir. La riqueza minera de Sierra Morena, en todo el norte de Andalucía (provincias de Huelva, Córdoba y Jaén, especialmente) era muy conocida y codiciada por los pueblos que pasaron por la región. La enorme riqueza de la región hizo posible el interés de Roma por mantener su poder y su civilización en la zona, así como la aparición de numerosas familias importantes hispanas, que consiguen la ciudadanía y el ascenso social.
*      LA RELIGIÓN.
La religión precedente a la romana tuvo escasa pervivencia precisamente por la intensa Romanización de la zona. Todos los dioses de la religión romana recibieron culto en Hispania. El dios más venerado fue Júpiter, seguido de Diana. En la Bética se conserva el Capitolio de Baelo Claudia, con los tres templos dedicados a la tríada capitolina: Juno, Júpiter y Minerva, y hay noticias de templos en la provincia de Huelva y en Cádiz. También en la Bética han aparecido imágenes de los dioses romanos, como Mercurio, Venus y Diana. En época imperial, Hispania se unió al culto al emperador (culto imperial), y se conservan restos y estatuas, que testimonian este hecho, dedicados al emperador del momento. Así, en Itálica el templo estaba dedicado al dios Trajano (el emperador originario de esta ciudad). También en Córdoba el templo estaba dedicado al culto imperial.
Asimismo, florecieron las religiones mistéricas, como el culto a Mitra (del que hay evidencias en Málaga e Itálica), el de Atis (en Acinipo y en Cádiz), y el de la Magna Mater, o Cibeles. En Córdoba hay noticias de sacrificios de toro (ceremonia del culto a Mitra) por distintos motivos, como epidemias y catástrofes similares. En Cádiz estaba el santuario más famoso de Hispania, el Herakleion, dedicado al Hércules gaditano, antigua deidad fenicia que, por influencia del Heracles griego, se transformó en dicha divinidad.
YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS
La riqueza artística y patrimonial de Andalucía viene dada del crisol de culturas que han convivido en estas tierras a lo largo de los siglos. En cada rincón del sur de España puedes encontrar vestigios de los antepasados que nos hacen imaginar cómo era en sus diferentes etapas históricas. Una de las épocas de esplendor de la que fue conocida como “Bética” fue el Imperio Romano. Cuando se viaja por Andalucía pueden observarse los yacimientos arqueológicos de los primeros años de nuestra historia. Teatros, termas, acueductos y necrópolis se encuentran en perfecto estado de conservación a lo largo y ancho de nuestra geografía. Destacan diez puntos romanos en el sur de España que son una manifestación de lo más hondo y suntuoso del gran imperio que conquistó el Mediterráneo.
1. ACINIPO EN RONDA (MÁLAGA)
Sin duda está considerado como uno de los yacimientos romanos más interesantes de Andalucía por su estado de conservación. Ubicado en el corazón de la Serranía de Ronda, las fértiles tierras que lo rodean hicieron que nuestros antepasados crearan una ciudad en el lugar donde ahora nos quedan estos vestigios. En Acinipo destaca por su valor arquitectónico el teatro, que representa el esplendor de la villa durante el siglo I a. C.
2. ACUEDUCTO DE CÁRTAMA (MÁLAGA)
Los romanos fueron pioneros en muchas innovaciones arquitectónicas pero, sin duda, una de las más destacadas fue la canalización de las aguas a través de acueductos. En Cártamase encuentra un claro ejemplo de ello. Esta estructura comunicaba el nacimiento del río con el vecino municipio de Alhaurín el Grande.
                                                          
3. BAELO CLAUDIA EN TARIFA (CÁDIZ)
En Baelo Claudia nos encontramos ante una de las ruinas romanas más espectaculares de España. Los romanos se enamoraron perdidamente de la playa de Bolonia, en Cádiz, y decidieron hacer uno de sus asentamientos. Con unas inmejorables vistas al mar esta ciudad romana era un punto estratégico para el comercio con África. El yacimiento conserva los elementos más representativos de la ciudad como la plaza, la factoría de salazones y pescados, el teatro y hasta la necrópolis.
4. BAÑOS ROMANOS DE LA HEDIONDA EN MANILVA Y CASARES (MÁLAGA)
Dice la historia que hasta el mismísimo Julio César se bañó en la Hedionda para que sus aguas curaran las heridas de una infección en la piel. Su peculiaridad como baños sulfurosos y lo dilatado de su aprovechamiento por el hombre han enriquecido su papel en la realidad histórica y científica.
5. NECRÓPOLIS ROMANA (CÁDIZ)
Los romanos eran muy cuidadosos con sus ritos funerarios. El conjunto de la necrópolis de Cádiz está formado por un total de 28 tumbas de época romana datadas entre el siglo I a. C. y el II de nuestra era. Los enterramientos llevados a cabo tanto por el rito de incineración como de inhumación estaban realizados en fosas simples aunque también hay algunos inhumados en caja de mampostería.

6. ITÁLICA (SEVILLA)
Una buena ruta romana que se precie por Andalucía no puede pasar de alto Itálica. Esta antigua ciudad romana situada en el municipio sevillano de Santiponce fue la primera en ser fundada en Hispania y también pionera en crearse fuera de territorio italiano. El yacimiento conserva en muy buen estado su conjunto donde puedes apreciar el teatro, las termas, el acueducto e incluso restos de casas. Los mosaicos son uno de los elementos artísticos más destacados de la época de esplendor del Imperio Romano.

7. TEATRO ROMANO (MÁLAGA)
El teatro romano de Málaga data del siglo I y fue construido en la época del emperador Augusto. Se encuentra ubicado en pleno corazón de la ciudad a los pies de la Alcazaba.
8. VILLA DE CAVICLUM DE TORROX (MÁLAGA)
La zona arqueológica de Caviclum en Torrox es una de las más destacadas de la provincia de Málaga. El conjunto arquitectónico está formado por una villa, unos hornos para la fabricación de cerámica, una necrópolis, unas termas y una factoría de salazón. Este lugar fue en tiempo de los romanos un importante enclave para la producción agrícola y pesquera.

9. NECRÓPOLIS ROMANA DE RIOTINTO (HUELVA)
La zona minera de Riotinto en Huelva cuenta también con su propia necrópolis romana. En este lugar se encuentran restos arquitectónicos monumentales como un mausoleo o torre funeraria de planta casi cuadrada que conserva parte de la obra de cimentación y tumbas excavadas en roca que responden a los ritos de cremación.
10. TERMAS DE LAS BÓVEDAS DE MARBELLA (MÁLAGA)
A poco más de 10 metros de la playa de Guadalmina, entre Marbella y Estepona, podemos encontrar  las “termas de las Bóvedas”.  Este yacimiento  que data del siglo II está considerado uno de los más singulares en todo el territorio español  perteneciente a esta época.

LAS PRIMERAS INVASIONES
En el 411, en virtud de un foedus pactado con el Imperio romano de Occidente, los suevos, vándalos y alanos del norte y del sur se establecieron en la península Ibérica. Los vándalos silingos (dirigidos por Fridibaldo), más poderosos que sus hermanos asdingos, recibieron la fértil provincia de la Bética, donde permanecieron poco tiempo antes de pasar al Magreb. No es posible especificar en qué zonas de Andalucía se asentaron, debido a su corta permanencia y a la falta de hallazgos arqueológicos.17
LA BÉTICA VISIGODA Y LA PRESENCIA BIZANTINA
Con la irrupción de los visigodos en el escenario político de la península Ibérica el 418, los vándalos fueron expulsados. El carácter meridional de Andalucía y su fuerte romanización y afianzamiento de una oligarquía territorial, capaz de tener auténticos ejércitos propios, dio a la Bética un carácter especial. Fue el último territorio controlado por los visigodos, y el que mayor inestabilidad política presentaba. Muestra de ello es que en el año 521 el pontífice nombró vicario para la Lusitania y la Baetica al obispo metropolitano de Sevilla (Salustio), dando a entender que la jurisdicción eclesiástica de Tarragona no controlaba los territorios del sur peninsular.
A partir del año 531 el rey visigodo Teudis llevó a cabo una rápida expansión hacia el sur, llegando a instalar su corte en Sevilla, para tener un mejor control de sus operaciones en el sur peninsular. Incluso llegó a dirigir una ofensiva, fracasada, contra el poder bizantino establecido en Settem (Ceuta). La Bética quedó definitivamente integrada en el reino visigodo de Toledo, si bien cuando los intereses de la oligarquía terrateniente hispano-romana peligraban, se producían rebeliones, como las de Atanagildo y Hermenegildo.18
La rebelión de Atanagildo, con apoyo de la oligarquía de la Bética, supuso la entrada en acción del poder bizantino, en expansión bajo Justiniano I. La importancia del litoral andaluz para el comercio en el Mediterráneo hizo que se incorporara a la provincia bizantina de Spania. Sin embargo, la presencia bizantina en Andalucía fue fugaz, ya que el poder visigodo de Toledo siempre quiso recuperar el litoral perdido. Las campañas, primero de Leovigildo y luego de Suintila, hicieron que se creara un poder unificado en la península Ibérica.

Durante el periodo visigodo, en lo religioso y cultural San Leandro y San Isidoro fueron personalidades fundamentales, que desempeñaron su labor principalmente en Sevilla.

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