jueves, 31 de marzo de 2016

LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1930)

1.-La agudización de los problemas sociales entre 1917 y 1923. 

1.1.-La agonía del sistema, gobiernos de concentración. En un intento por salvar el turno de partidos e impedir que los partidos no monárquicos adquirieran más poder, se formaron “gobiernos de concentración”, de políticos influyentes, los llamados técnicos. Fueron efímeros, no logran un consenso, ni manifiestan autoridad, En noviembre de 1917 el liberal García Prieto forma gobierno, integrado por conservadores. Dura poco, y tras pocos meses y elecciones , llega al poder Maura. En dichas elecciones coinciden dos novedades: 1.Por primera vez, no hay mayoría de los partidos tradicionales. 2.Aumento del número de diputados de la oposición, que obliga a crear un Gobierno de coalición (conservadores, liberales, y la Lliga de Cataluña). El apoyo catalán se logra con la entrada en el Gobierno de Fransesc Cambó La inestabilidad política se manifiesta en la sucesión de García Prieto y Romanones. Ese año( 1918), el problema más grave fue la reivindicación catalana de un estatuto de autonomía plena, que provoca disensiones entre los gobernantes de Madrid. Entre 1919-23 se suceden nuevos “gobiernos de concentración”, inestables e incapaces: Maura, Sánchez de Toca, Dato, García Prieto, … . Tras veintitrés gobiernos(1917-23) es obvio, que el sistema de la Restauración ha fracasado; el único valedor de la Monarquía era el ejército, siendo su lealtad al Rey, no al Parlamento. 1.2.-La conflictividad social(1918-23). Tras la crisis del 17, se recuperó el orden, que frenó la agitación social. Sin embargo, el obrerismo, bastante organizado, estaba dispuesto a la huelga para conseguir sus objetivos: ocupar el poder. En 1918, en Valencia y Murcia, los campesinos montaron huelgas en el campo. Los propietarios responden de distinta manera: Muchos se marchan, y las cosechas se pierden; otros, los más valientes, aumentan los salarios, y logran salir adelante; y por último, hay casos en los que deben intervenir la Guardia Civil y el ejército. Cataluña es otro escenario de conflictos sociales. En julio de 1918, Salvador Seguí y Ángel Pestaña, en el congreso de la CNT, reestructuran el sindicato, unificándose en una sola entidad, como agrupación de actividades. El fin, aunar fuerzas, para conseguir huelgas más eficaces. La primera tiene lugar en 1919, los obreros de la compañía eléctrica La Canadiense reivindican: readmisión de empleados despedidos, salarios más altos y jornada de 8 horas. El desarrollo fue espectacular, Barcelona se quedó a oscura, muchas fábricas cierran, los obreros toman las calles y los piquetes cierran muchos comercios. Un mediador, venido de Madrid, consigue que la Compañía cediera, en muchas de sus reivindicaciones, pero el Capitán General de Cataluña se negó a liberar a los líderes que estaban en la cárcel, lo que empeora la situación. La CNT convocó huelga general, que duró dos semanas, el Capitán General decretó el estado de guerra y los fabricantes pactan con los obreros, al margen del gobierno, para solucionar el conflicto. Después de la 1ª G.M desaparece la armonía entre UGT y CNT, casi nunca se ponen de acuerdo en la solución de los conflictos. Las clases medias y los propietarios seguían temiendo una revolución obrera. A partir de 1919 los fabricantes catalanes se unen para luchar contra la CNT, se niegan a todo tipo de concesión, cierran fábricas y contratan a bandas de pistoleros para que asesinaran a los líderes sindicales; desde 1920 a 1922 cuentan con la colaboración del Gobernador Civil, el General Martínez Anido, que ignoraba deliberadamente la muerte de prisioneros anarquistas “mientras intentaban fugarse”. La réplica Cenetista será la contratación de pistoleros propios para aterrorizar a los empresarios y luchar contra los sindicatos católicos( fundados en 1916). La ola de asesinatos en las calles estaba a la orden del día: El presidente del gobierno, Dato, lo fue en 1921. En 1923 le toca el turno al sindicalista Seguí , a lo que responden los anarquistas matando al arzobispo de Zaragoza. Para los fabricantes catalanes la única fuerza capaz de mantener el orden era el ejército. El general Martínez Anido gobernaba como un cónsul independiente, lo que le granjeó las simpatías de la Lliga y de Cambó 1.3.-La cuestión de Marruecos. La política africanista quedaba encuadrada en tres coordenadas: el peso del 98, la tradición histórica española en el Norte de África, la rivalidad colonial anglo-francesa. La depresión moral provocada por el desastre ultramarino provocó dos tendencias: 1.Corriente anticolonialista y antimilitarista, sostenida por los partidos de la oposición: republicanos y obreros. 2.Los regeneracionistas, que desean volver a introducir a España en el círculo de las potencias europeas, momento en el que el prestigio internacional se mide en función del poder colonial. A nivel internacional las viejas potencias corren el riesgo de pasar a ser “objetos”de los grandes estados industrializados. Cuando el colonialismo francés se fijó en Marruecos, para afianzar su su dominio sobre Túnez y Argelia, tuvo que tener en cuenta la realidad histórica de que España estaba asentada en unas “plazas de soberanía”. Otras potencias, como Inglaterra o Alemania, entraron en juego para evitar el dominio francés. A Francia le interesaba mantener buenas relaciones con España y acordar el “reparto marroquí”. Por su parte, España; debía asegurar sus plazas de Ceuta y Melilla, por lo que debía mantener su dominio tierra adentro, pero también era consciente de los peligros que ello acarrearía. Fueron, por tanto, la presencia francesa y la amenaza de intervención de Alemania las que llevaron a España a las campañas de Marruecos. Según el historiador Jover, con una opinión pública mayoritariamente en contra, el gobierno optó a “regañadientes”por embarcarse en la aventura de Marruecos para renovar su prestigio, frente a los que en Europa la consideraban una nación moribunda. Además, había muchos interese económicos como la minería del hierro y la construcción de ferrocarriles, incentivos para la oligarquía financiera, que deseaba resarcirse de las pérdidas coloniales. Desde 1904 la penetración española en Marruecos había sido pacífica, sustentada en acuerdos individuales con las cabilas. Ésta, fracasó en 1909 y entró en el denominado “avispero marroquí”. La guerra llegó en 1921, y con ella el desastre de Annual” . Entre los propios marroquies, el fin de la Gran Guerra supuso un cambio, el nacionalismo revolucionario se enfrenta simultáneamente al sultán y la administración española. La situación acabó con el expediente gubernativo, depurando las responsabilidades de los mandos en la derrota. La consecuencia más importante de la guerra de Annual fue el descrédito de las Juntas Militares de Defensa, que acaban por disolverse. 2.-Evolución y significado de la Dictadura de Primo de Rivera. El 13 de septiembre de 1923, el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, para unos con el consentimiento de rey y para otros, simplemente” reconociendo al vencedor”, se alzó contra el gobierno, instaurando una dictadura. Su programa gubernamental conectaba con la voluntad regeneracionista, en boga durante la época. Enunció su programa en un Manifiesto, vacío de soluciones. Su regeneracionismo se basaba en: conseguir un sistema liberal estable tras un período de dictadura temporal. El Rey nombró al dictador, Primer Ministro, y cuatro día más tarde,Primo de Rivera formó un gobierno compuesto sólo por militares, denominado Directorio Militar, sustituyó a la Gobernadores Civiles por delegados militares, proclamó el estado de guerra y disolvió las Cortes, los presidentes de ambas cámaras recuerdan al Rey la obligación constitucional de convocar elecciones en el plazo de tres meses. El Rey los destituye y Primo de Rivera suspendió la Constitución, basándose en la provisionalidad de la situación. Estos acontecimientos tienen un paralelismo en Europa, el Rey italiano había nombrado Primer Ministro a Benito Mussolini, líder del partido fascista, también con plenos poderes. Ambos tienen movimientos un gran parecido y responden al miedo a la revolución proletaria como había ocurrido en Rusia. Primo de Rivera tenía 53 años. Procedía de una familia castrense andaluza y había sido toda su vida militar de carrera, era viudo, con seis hijos y con aficiones muy comunes. Había servido en Cuba, Puerto Rico y Filipinas y muy aficionado a las letras. Este retrato no daba la imagen de un dictador. En sus comienzos no encuentra oposición: el ejército había ocupado los centros comunistas: la Lliga regionalista lo aceptó con agrado; las clases medias agradecen el fin de los disturbios y los empresarios lo celebran; incluso el PSOE, sin apoyarle directamente, sólo adopta una actitud de expectativa. Pero su popularidad sólo duró tres años . Para defender su poder creó el Somatén, milicia armada de la que haría uso en caso de peligro. Su mayor triunfo reside en acabar con la guerra de Marruecos, situación anómala desde el XIX, pero la situación había cambiado, ante el ataque de los insurrectos al Marruecos francés, se lleva a cabo una acción conjunta franco-española(1925), dirigida personalmente por Primo de Rivera, que desembarcaron en la Bahía de Alhucemas, y en poco tiempo domina la situación. En diciembre de 1925 anuncia a la nación el fin de la guerra de Marruecos. El problema de a dictadura fue su provisionalidad. Disolvió la Constitución y siempre dijo que el Directorio sería un breve paréntesis. Sin embargo, pasan dos años, y adoptando medidas totalitarias expresa sus deseos de sustituir los partidos políticos por un “partido apolítico”formado por pro-hombres cuyo único objetivo es servir a España. Lo llamó la Unión Patriótica, agrupa en diferentes ciudades a fieles al régimen, a la Constitución de 1876, pero sin ideales políticos. Es una burda mentira, formar un partido político sin ideales políticos. En 1925 disolvió el Directorio Militar, nombró ministros civiles(Dictablanda) con responsabilidades individuales, al frente de cada cartera. En el mes de septiembre convoca un plebiscito, para sondear la aceptación de su gobierno. La única forma de expresar su desaprobación fue absteniéndose. Se recogen siete millones de firmas, dos tercios de la población adulta, suficiente para que considerase legitimada su situación. Respecto al Parlamento, convoca una Asamblea Nacional el 10 de octubre de 1927. La forman 400 miembros de la U.P. Era un simulacro de Cortes , y aunque se convocó varias ocasiones(1928 y 29)no llegó a elaborar legislación alguna. Una Comisión elaboró una Constitución(1929), cuyos principios fueron: Cortes unicamerales, elegidas por sufragio universal de ambos sexos, encargadas del legislativo. Soberanía compartida( Rey-Cortes), pero éstas no pueden controlar ni disolver el gobierno. Ante la posible negativa de las Cortes a aprobar el proyecto constitucional, Primo decide convocar otro plebiscito, previsto para 1930, que los acontecimientos frustran. Logros de la Dictadura: Los regadíos y las carreteras fueron sus más importantes logros. El encargado de dirigir los regadíos fue Manuel Lorenzo Pardo, concentrándose en el valle del Ebro, Guadiana y Guadalquivir. Construyó pantanos, que sirven para los regadíos y la producción de energía eléctrica, y disminuyen el paro. Respecto a las carretera, se diseña una red pavimentada de adoquines con forma radial, similar al ferrocarril , con centro en Madrid. El autobús local y el coche de línea se convierten en estampas familiares . Al final de la dictadura España tenía una de las mejores redes de carreteras de Europa. El programa de Obras Públicas fue posible gracias a : La prosperidad mundial. Financiaciones poco ortodoxas. Los créditos especiales para las obras, provocaban el temor a una devaluación, como había ocurrido en Francia y Alemania. La política económica fue obra de un joven inteligente y temerario, José Calvo Sotelo, que se embarcó en un programa de nacionalismo económico, sistema ideado para salir de la crisis de posguerra, consistía en imponer medidas proteccionistas y ayudar a la industria pesada. Para ello eleva los aranceles a los productos agrícolas e industriales, en 1926 prohibió la importación de materias alimenticias que evitase competencias. Se creó el Banco Exterior, que favorecería la exportación a Hispanoamérica. El 1927 Calvo Sotelo creó un monopolio sobre el petróleo y sus derivados, se llamó Campsa, hasta hace poco único distribuidor legal. Este nacionalismo económico, no fue un socialismo, pues la acciones y dividendos iban a parar al sector privado. Tampoco se extendió a otras industrias o a la agricultura. Para ésta, Primo creó en 1926 el Banco de Crédito Agrícola, aunque los créditos van siempre a manos de los terratenientes. Hasta la crisis de 1929, el régimen se sostuvo con cierta prosperidad. Se llevaron a cabo dos Exposiciones Universales, la de Barcelona y Sevilla, esta última dedicada al mundo hispanoamericano. Significaron el canto del cisne de la Dictadura, la peseta cae un 30% en los mercados mundiales. 3.-El Desarrollo de la oposición al régimen. El hundimiento de la monarquía. El problema laboral era el más urgente por resolver, para ello se crean las “corporaciones verticales”,( especie de sindicatos) copia de los italianos, a las que debían pertenecer obreros y patronos, que bajo control estatal, negocian los acuerdos laborales. Este modelo sería empleado por Franco, a posteriori. En 1927 Primo creó 27 corporaciones para las diferentes industrias y profesiones. En su base cada corporación está formada por un Comité Paritario( igual número de representantes de obreros y patronos y un presidente, nombrado por el Gobierno), con capacidad para negociar: conflictos laborales, sueldos, horas de trabajo, enfermedades laborales, etc. Los comités paritarios no gustaron a los líderes sindicales. Para la CNT no fue problema, ya que por dogma no cooperan con ningún órgano estatal, por lo que Primo la declaró ilegal. Esta clandestinidad los lleva a la radicalización, se unen a la FAI(Federación Anarquista Ibérica). Para combatirlos, y acabar con ellos, Primo recurre a la ayuda de los socialistas, lo que provoca la escisión entre las dos corrientes existentes: Una, moderada, representada por Indalecio Prieto. Otra, radical representada por Francisco Largo Caballero. Prieto no podía convivir con la Dictadura, pero Largo veía bien la colaboración sindical con la dictadura para acabar con la CNT, y acepta unirse a lo comités, únicos sindicalista que lo harían. Ello le provoca fuertes críticas y que sea acusado de traición. En el tema de la iglesia, siendo el lema de la U.P. “Patria, Religión y Monarquía”ésta se siente protegida. Se conserva el título constitucional que declara el Estado católico y la enseñanza es clerical, pues se obliga a los profesores públicos a enseñar religión e ir a misa, aunque no fueran creyentes. El clericalismo de Primo le ocasionó conflictos con los intelectuales. Asistimos a un renacimiento cultural: En las tertulias de los cafés de Madrid políticos, escritores y periodistas discutían los acontecimientos mundiales. En la Residencia de Estudiantes conviven Luis Buñuel(cineasta), Salvador Dalí(pintor) y Federico García Lorca(poeta). Aparecen revistas, como la Revista de Occidente, fundada por José Ortega y Gasset. Importantes eruditos ocupan Cátedras Universitarias: Miguel de Unamuno, Rector de la Universidad de Salamanca, Ortega, catedrático de Filosofía, Américo Castro de Historia de la Lengua Española, Sánchez Albornoz de Historia de España, en Barcelona Bosh Gimpera enseñaba Lenguas Clásicas y Ramón y Cajal de jubilaba en 1922 dando paso a Gregorio Marañón. Fueron una amenaza para la dictadura por sus críticas a la censura de prensa y el cierre del Ateneo de Madrid. La publicación, en Argentina, de una carta de Unamuno criticando al dictador, le ocasionó el destierro a Canarias. Otros profesores fueron arrestados y otros dimitieron. En las Universidades crece la crítica al régimen. Así, en Madrid se creó una Asociación, la F.U.E.(Federación Universitaria Estudiantil), que saca los estudiantes a la calle manifestándose; estos disturbios se extienden a otras universidades, en Cataluña adoptan tintes separatistas. La Lliga pasa de apoyar a ir en contra del dictador, por tomar medidas anticatalanas: prohibió el catalán en los colegios, el baile de a sardana. En 1925 abolió la Mancomunidad(autogobierno concedido en 1914); Maciá, fundador del estat Catalán, que se encontraba en Paris, montó una dura campaña internacional a favor de la independencia. Cambó apelo al Rey, al no recibir respuesta , todos los catalanes se convirtieron en enemigos del dictador. La destrucción del sistema parlamentario por Primo afectó a los líderes de los partidos políticos. En 1926 el conde de Romanones, líder del partido liberal, intentó derrocar al Gobierno con un pronunciamiento. Enterado Primo del complot arrestó a los dirigentes, liberándolos después de pagar una multa calculada. Rafael Sánchez Guerra, líder del partido conservador se exilio voluntariamente en París. Primo sólo contaba con el éjercito y con la iglesia, pero el rey no se atrevía a sustituirle. En 1928 atacó directamente a las universidades. Éstas tenía monopolio de los exámenes para conceder los Títulos y ciertas órdenes religiosas reclamaban este derecho. El Dictador, ante la presión de los jesuitas, permitió que Deusto instituyera su propio tribunal compuesto por dos miembros de su Claustro y uno estatal. La respuesta no se hace esperar: varios profesores dimiten (Ortega y Gasset entre ellos) y la FUE sale a la calle. Primo cierra universidades y prohíbe la convocatoria de exámenes, pero la censura no puede controlar los descontentos. En 1929 los descontentos estudiantiles continúan y Sánchez Guerra, desde París ideó un Pronunciamiento, para el que contaba con apoyo republicanos; desembarcó en Valencia, pero fue traicionado, arrestado y juzgado por un Consejo de Guerra, que le absolvió. Veredicto que reveló a los militares, ya no apoyan la Dictadura. La bancarrota de Waall Street en el 29 arruina los créditos, Alfonso XIII se da cuenta del peligro que supone la Dictadura: Primo, ante la retirada del apoyo real, convocó a los Capitanes Generales para que le declarasen públicamente su apoyo, al responder con evasivas, desmoralizado y enfermo, dimitió y se exilió en París, moriría meses después. La Dictadura fue un fracaso, debía haber sido algo coyuntural, una vez conseguido el orden, se debió volver al sistema parlamentario. La Dictadura no fue cruel ni violenta, como los fascismos . Por último, puntualizar que preparó el camino hacia la República, la mayoría del pueblo pensaba que el Rey había demostrado su incapacidad para gobernar. La situación política se había convertido en gravísima, el Rey nombró presidente del nuevo gobierno al general Berenguer, que pretendió volver a la Constitución de 1876, pero ya no era posible. Ortega escribió en El Sol el artículo titulado “El error de Berenguer”, que así lo confirma. Monárquicos como Alcalá Zamora o Maura le abandonaron. En agosto de 1930 los sectores republicanos firman el Pacto de San Sebastían, al que se unirían los socialistas. Después del verano se formó un gobierno provisional republicano, en la clandestinidad, presidido por Niceto Alcalá Zamora que se reunía en el Ateneo madrileño. Aumentó la participación ciudadana en la vida política. Aún hubo dos intentos de pronunciamiento en el Cuartel de Jaca y el Aeródromo de Cuatro Vientos, saldados con el fusilamiento de los capitanes implicados ( Galán y García Hernández), héroes de la futura República. Los dirigentes de los partidos políticos se niegan a unas elecciones generales, antes piden unas municipales. En tales circunstancias Berenguer presentó su dimisión. El nuevo gobierno, constituido en febrero de 1931, lo presidía el Almirante Aznar, que se apresuró a convoca elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. La jornada electoral fue considerada un plebiscito a favor o en contra de la monarquía. El resultado era lo menos importante, porque lo que se dilucidaba era un cambio en la vida política. La monarquía atravesaba un situación complicada y la sociedad sufrió un profundo cambio que tendrá consecuencias políticas .

Textos : Tema 2ª República Textos históricos

Fernando Hermoso  fhersan632@gmail.com     Textos :  Tema 2ª República
Textos históricos
Texto  nº 1
Manifiesto de renuncia de Alfonso XIII
Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, por­que procuraré siempre servir a España, puesto al único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un Rey puede equivocarse y sin duda erré yo alguna vez, pero sé bien que nuestra Patria se mostró siempre generosa ante las culpas sin malicia. Soy el Rey de todos los españoles y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas en eficaz force­jeo contra los que las combaten; pero resueltamente quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro, en fratricida guerra civil. 
No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósitos acumulados por la Historia de cuya custodia me han de pedir un día cuenta rigu­rosa. Espero conocer la auténtica expresión de la conciencia colectiva. Mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real reconocién­dola como única señora de sus destinos. 
También quiero cumplir ahora el deber que me dicta el amor a la Patria. Pido a Dios que también como yo lo sientan y lo cumplan todos los españoles. Alfonso. Rey.

Manifiesto de Alfonso de Borbón, publicado en La Vanguardia de Barcelona el 17 de abril de 1931.
Nº 2
Selección de artículos de la Constitución española de 1931.
Art. 1º. España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y Justicia. Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo. La República constituye un Estado integral, compatible con la autonomía de los Municipios y las Regiones.
 Municipios y regiones.
La bandera de la República española es roja, amarilla y morada
Art. 2º. Todos los españoles son iguales ante la ley.
Art. 3º. El Estado español no tiene religión oficial.
Art. 4º. El castellano es el Idioma oficial de la República.

Todo español tiene obligación de saberlo y el derecho de usarlo, sin perjuicio de los derechos que las leyes del Estado reconozcan a las lenguas de las provin­cias o regiones [ ... ]
Art. 8º. El Estado español, dentro de los límites irreductibles de su territorio actual, estará integrado por Municipios mancomunados en provincias y por las regiones que se constituyan en régimen de autonomía [ ... ]

Nº 3
La postura de la Iglesia frente a la legislación republicana
Los principios y preceptos constitucionales en materia confesional no sólo no responden al mínimum de respeto a la libertad religiosa y de reconocimiento de los derechos esenciales de la Iglesia que hacían esperar el propio interés y dignidad del Estado, sino que, inspirados por un criterio sectario, representan una verdadera oposición aun a aquellas mínimas exigencias. (...)
Más radicalmente todavía se ha cometido el grave y funesto error de excluir a la Iglesia de la vida públi­ca y activa de la nación, de las leyes, de la educa­ción de la juventud, de la misma sociedad domésti­ca, con grave menosprecio de los derechos sagra­dos y de la conciencia cristiana del país. (...) De semejante separación violenta e injusta, de tan ab­surdo laicismo del Estado, la Iglesia no puede dejar de lamentarse y protestar, convencida como está de que las sociedades humanas no pueden conducirse, sin lesión de deberes fundamentales, como si Dios no existiese, o desatender a la Religión, como si és­ta fuera un cuerpo extraño a ellas o cosa inútil y nociva. (...)
Derecho y libertad para todos, tal parece ser la ins­piración formulativa de los preceptos constituciona­les, con excepción de la Iglesia.
Declaración colectiva del episcopado ante la nueva Constitución. (20 de diciembre de 1931)
Nº 4
Texto elaborado el 1931 por Lorenzo Luzuriaga y encargado por el Consell d’Instrucció Pública para que fuera la base para la confección de la Ley De instrucción pública.
1.      La educación pública es esencialmente función del Estado.
a)              [ ... ] No se excluye, sin embargo, a la enseñanza privada, siempre que ésta no persiga fines políticos o confesionales partidistas [ ... ].
2. La educación pública es laica o extraconfesional.
3. La educación pública es gratuita.
a)     Se reconoce la gratuidad en todos los grados de enseñanza, especialmente en la primaria y secundaria, pudiéndose percibir solamente retribuciones o dere­chos de matrícula en la enseñanza superior; pero aun en éstas se establecerá por lo menos un 25 por 100 de matrículas gratuitas.
4. La educación pública tiene un carácter activo y creador.
a)   [ ... ] En todas las instituciones de educación se aplicarán, pues, los métodos de la escuela activa o del trabajo [ ... ].
5. La educación Pública tiene un carácter social.
6. La educación pública atiende por igual a los alumnos de uno y otro sexo.
a)     Para ello es esencial el establecimiento de la coeducación en todos los gra­dos de enseñanza [...].
7. La educación pública constituye una unidad orgánica. Dentro de ella exis­ten tres grados esenciales íntimamente relacionados de suerte que pueda pasar­se fácilmente de unos a otros:
a)  El primer grado comprende dos ciclos: primero, de los cuatro a los seis años con Instituciones preescolares y de asistencia Infantil, de carácter volunta­rio; segundo, de los seis a los doce años, o sea, el de la actual escuela primaria, que se denominará escuela básica y que será obligatoria y común para todos los niños de aquella edad.
b) El segundo grado equivalente a la actual enseñanza secundaria está constituido también por dos ciclos. El primero, de los doce a los quince años, amplía la educación de la escuela básica, inicia la preparación pro­fesional y constituye el fundamento de la segunda enseñanza. En él se incluye a más de los estudios literarios los de carácter tecnológico y manual. Se aspirará a hacer obligatoria la asistencia a este grado al menos en las grandes ciudades. El segundo ciclo, de los quince a los dieciocho años, cierra la educación secundaria y prepara para la superior y especial, ramificándose en tres grupos: científico, tecnológico y humanista. La asistencia a él tiene carácter voluntario.
c)    El tercer grado lo constituye la enseñanza superior. Consta también de dos ciclos equivalentes a las actuales licenciaturas y doctorados.

Pérez Galán, Mariano (1977): La enseñanza en la Segunda República Española, Madrid, Cuadernos para el Diálogo, p. 6264.
Nº 5
La reforma militar
Artículo 1. Se concede el pase a la situación de segunda reserva, con el mismo sueldo que disfruten en su empleo de la escala activa, a todos los oficiales generales del Estado Mayor General, a los de la Guardia Civil y Carabineros y a la de los Cuerpos de Alabarderos, Jurídico Militar, Intendencia, Intervención y Sanidad, en sus dos secciones de Medicina y Farmacia, que lo soliciten del Ministerio de Guerra dentro de los treinta días siguientes al de la publicación de este decreto.
Artículo 2. Se concede el pase a la situación de retirado, con el mismo sueldo que disfruten actualmente en su empleo y cualesquiera que sean sus años de servicios, a todos los Jefes, Oficiales y asimilados, así en situación de actividad como en la de reserva retribuida de las distintas Armas y Cuerpos del Ejército. Incluso los Oficiales menores de Guardias de Alabarderos, que lo soliciten del Ministerio de la Guerra dentro del plazo señalado en el artículo anterior (…)
                                            Gaceta de Madrid, 27 de abril de 1931
Nº 6
Sobre el problema agrario
… el problema de los latifundios en España no es una entelequia inventada por unos cuantos descontentos o idealistas, sino una cuestión grave de enorme trascendencia económica y social para nuestra patria. No se trata solo del hecho de que unos 70’00 propietarios posean más de 6 millones de hectáreas en las regiones manchega, extremeña y andaluza, sino también de que disfrutan la mayor parte de la riqueza que en ellas reproduce, dejado al resto de sus habitantes en situación precaria, y, sobre todo, impidiendo que se intensifique la producción y puedan progresar esas provincias (…). Consecuencia de ellos son: la despoblación de los campos, el deficiente cultivo, los jornales bajos, los arrendamientos caros, la escasa y raquítica ganadería, y, en general, la situación precaria en que se encuentra la tercera parte del territorio nacional (…). Ante estos hechos, es suicida y criminal cerrar los ojos para no verlos  y dejar que pasen los años y aun siglos, como hasta ahora ha ocurrido, sin ponerles remedio. Hay, pues, que afrontar su solución con serenidad pero con energía (…)”

                        Los Latifundios en España, Pascual Carrión, Madrid 1932.

Nº 7
Manifiesto del Bloque Nacional
“España, pues, ante todo y sobre todo. Una España auténtica, fiel a su historia y a su propia imagen: una e indivisible. De aquí la primera línea de nuestro programa de acción: defensa a vida o muerte y exaltación frenética de la unidad española que la Monarquía y el pueblo labraron juntos a lo largo de quince siglos (…) el hecho católico fue factor decisivo y determinante en la formación de nuestra nacionalidad.
Creemos caducado el sistema político que, nacido de la Revolución Francesa, sirve de soporte a las actuales instituciones y, como Cánavos predijera, nos arrastra al comunismo. El futuro Estado ha de fundarse sobre el deber tanto como sobre el derecho. Los derechos naturales inherentes a la personalidad humana han de ser reconocidos y garantizados por el Estado, de conformidad con su distinto rango, sin que ninguno de ellos quepa al absolutismo. Su mejor garantía será la organización de un Estado fuerte capaz de frenar el abuso con que pretenden ejercerlos o monopolizarlos núcleos o masas indisciplinadas
Queremos un estado integrador que, a diferencia del Estado anárquico actual, imponga su peculiar autoridad sobre todas las clases, sean sociales o económicas. La era ruinosa de la lucha de clases está tocando a su fin.
Os proponemos, por tanto, españoles, la constitución de un Bloque Nacional que tenga como objetivo la conquista del Estado.

                                            8 de Diciembre de 1934
Textos historiográficos
Nº 8
La Revolución de 1934
La revolución de octubre estuvo dirigida a impedir que la CEDA participara en el Gobierno, una participación que parecía, tanto a los liberales de clase media como a la izquierda revolucionaria, como un equivalente a la implantación del fascismo en España. La sublevación tuvo tres fases principales. El 5 de octubre hubo una serie de huelgas generales no coordinadas, en las grandes ciudades, que fracasaron. El día 6 Luis Companys proclamó la «República de Cataluña dentro de la República Federal española». Mientras tanto, en la zona minera de la provincia de Asturias, las fuerzas unidas del proletariado iniciaron la lucha armada contra el Gobierno.
Jackson, Gabriel (1967): La República española y la Guerra Civil, México, Grijalbo, p. 13 1.
Nº 9
La Iglesia y la Segunda República
La jerarquía eclesiástica adoptó una actitud cautelosa ante la República, has­ta que la nueva legislación empezó a incidir en intereses eclesiásticos directos, fundamentalmente en la enseñanza que [ ... ] estaba mayoritariamente en manos de las órdenes religiosas. Las cosas empezaron a tomar rumbo más agrio desde que el proyecto de Constitución   [ ... ] La idea de un Estado aconfesional era prácti­camente inamovible [ ... ]. Naturalmente, la Iglesia se apresuró a exponer colegia­damente sus opiniones sobre los contenidos constitucionales quele afectaban y lo hizo en una Pastoral colectiva de 25 de julio [ ... ] Se oponía a la separación de la Iglesia y el Estado, a los preceptos sobre las órdenes religiosas y, también, a las libertades de pensar, de enseñar, de escribir y de cultos [ ... ] Con la solución adoptada, en que las izquierdas imponían un ajuste de cuentas a la Iglesia y a las Ordenes, se apartaba del consenso constitucional a una importante masa católica.

     Aróstegui, Julio (1996), «La República: esperanzas y decepciones», La Guerra Civil Española, Barcelona, Folio, p. 4749.

HISTORIA DE AL ANDALUS

HISTORIA DE AL ANDALUS
Al-Andalus fue una civilización que irradió una personalidad propia tanto para Occidente como para Oriente. Situada en tierra de encuentros, de cruces culturales y fecundos mestizajes, al-Andalus fue olvidada, después de su esplendor, tanto por Europa como por el universo musulmán, como una bella leyenda que no hubiera pertenecido a ninguno de los dos mundos. Estas son las etapas cruciales de sus ocho siglos de existencia.
EL EMIRATO Y EL CALIFATO OMEYA.
Al-Andalus, tierra de los vándalos, en árabe. Así se conoce la zona de ocupación musulmana en la Península Ibérica, que abarcó desde el siglo VIII hasta finales del XV y llegó a comprender gran parte del territorio español. La extensión del Estado musulman llamado al-Andalus varió a medida que se modificaban las fronteras y, tanto hispano-musulmanes como castellano-aragoneses avanzaban conquistando territorio.
La pujante civilización musulmana de Oriente pronto se desbordará hacia Occidente: el Magreb, España, y hasta parte de Italia y Francia. Durante el siglo VIII, y a través del norte de África, penetraron en la península una serie de grupos y familias nobles árabes venidas del este, y de grupos bereberes procedentes del Magreb, que paulatinamente se asentaron en tierras de Al-Andalus. Ello no significó una ruptura total con la cultura entonces imperante, la hispanogoda. Antes bien, ambas se entroncaron dando un resultado muy peculiar y autóctono, deslumbrante, que diferenció notablemente el Islam occidental del oriental.
La fusión entre árabe-bereberes e hispanogodos se produjo en un principio sin grandes traumatismos y con la naturalidad que sólo el tiempo y la cotidianeidad a veces procuran.
Durante la segunda mitad del siglo VIII se produjo una seria escisión en el imperio musulmán. Una ruptura dinástica que terminó con los Omeya que gobernaban en Damasco, para entronar a los Abasíes, que se asentaron en Bagdad. Un príncipe omeya huido de Damasco, Abderrahman I, penetraría en Al-Andalus formando un nuevo Estado con base en Córdoba: el emirato, independizándose de la política bagdadí.
Ocho emires se sucedieron del 756 al 929 en una época brillante culturalmente –aunque oscurecida con diversos levantamientos muladíes y mozárabes– hasta que Abderrahman III decidió fundar un califato, declarándose Emir al-Muminin (príncipe de los creyentes), lo cual le otorgaba, además del poder terrenal, el poder espiritual sobre la umma (comunidad de creyentes).
Este califa, y su sucesor Al-Hakam II, supo favorecer la integración étnico-cultural entre bereberes, árabes, hispanos y judíos. Ambos apaciguaron a la población, pactaron con los cristianos, construyeron y ampliaron numerosos edificios –algunos tan notables como la Mezquita de Córdoba– y se rodearon de la inteligencia de su época. Mantuvieron contactos comerciales con Bagdad, Francia, Túnez, Marruecos, Bizancio, Italia, y hasta Alemania.
REINOS DE TAIFA Y DINASTÍAS NORTEAFRICANAS
No todos los sucesores de estos brillantes califas siguieron tan acertada política, sino que dejaron desbocarse al caballo del poder. Tras veintidós años de fitna (ruptura, o guerra civil) se abolió por fin el califato. Corría el año 1031.
Los hábitos secesionistas y rebeldes surgieron de nuevo con gran fuerza; la división y la descomposición se impusieron en Al-Andalus. Todas las grandes familias árabes, bereberes y muladíes, quisieron hacerse con las riendas del país o, al menos, de su ciudad, surgiendo por todas partes reyes de taifas, muluk al-Tawaif, que se erigieron en dueños y señores de las principales plazas. Este desmembramiento supuso el comienzo del fin para Al-Andalus, y ante semejante debilidad, los cristianos se crecieron, organizándose como nunca antes lo hicieran para combatir a los musulmanes.
La primera gran victoria sobre el Islam peninsular la protagonizó Alfonso VI cuando, en 1085, se hizo con la ciudad de Toledo. La unidad étnico-religiosa lograda hasta el momento también se resintió, surgiendo mercenarios, tanto musulmanes como cristianos, dispuestos a luchar contra sus propios correligionarios.
LOS ALMORÁVIDES Y ALMOHADES
En esta época surgieron relevantes figuras en el campo del saber, y, en una constante emulación de los lujos orientales, se construyeron suntuosos palacios, almunias y mezquitas, y se celebraron las fiestas más comentadas, fastuosas y extravagantes de la cuenca mediterránea.
Mientras, a finales del siglo XI, en el Magreb occidental, hoy Marruecos, surgió un nuevo movimiento político y religioso en el seno de una tribu bereber del sur, los Lamtuna, que fundaron la dinastía almorávide. En poco tiempo, su actitud de austeridad y pureza religiosa convenció a gran parte de la desencantada población, y con su apoyo emprendieron una serie de contiendas logrando formar un imperio que abarcaría parte del norte de África y Al-Andalus, que a través del rey sevillano Al-Mutamid, había pedido su ayuda para frenar el avance cristiano. Encabezados por Ibn Tashfin, penetraron los almorávides en la Península, infligiendo una seria derrota a las tropas de Alfonso VI en Sagrajas. Pronto conseguirían acabar con los reyes de taifas y gobernar Al-Andalus, no sin cierta oposición de la población, que se rebelaba contra su talante puritano y su rigidez. Algo que no le iba nada al hedonista y liberal pueblo andalusí. A pesar de todo, la nueva situación supuso un nuevo incremento del bienestar social y económico.
Los cristianos obtuvieron mientras tanto importantes avances, conquistando Alfonso I de Aragón Zaragoza en 1118. Al mismo tiempo, los almorávides veían amenazada su propia supremacía por un nuevo movimiento religioso surgido en el Magreb: el almohade.
Esta nueva dinastía se generó en el seno de una tribu bereber procedente del corazón del Atlas que, encabezada por el guerrero Ibn Tumart, pronto se organizó para derrocar a sus predecesores. También desde Marraquech, gobernaron y se hicieron con las riendas de Al-Andalus, dotándolo de cierta estabilidad y prosperidad económica y cultural. Fueron grandes constructores y también se rodearon de los mejores literatos y científicos de la época. Sin embargo, al igual que los almorávides, terminaron por sucumbir ante la dejadez espiritual y el relajamiento de costumbres que casi siempre caracterizó a Al-Andalus.
LA DINASTÍA NAZARÍ
Cuando el avance castellano era imparable, haciéndose Fernando III con gran parte de las ciudades andalusíes en el siglo XIII, surgió en Jaén una nueva dinastía, la nasri (nazarí), fundada por Al-Ahmar Ibn Nasr, el célebre Abenamar del romancero, que habría de procurar un nuevo respiro a los musulmanes. Asentado en la ciudad de Granada, su reino abarcaba la región granadina, almeriense y malagueña, y parte de la jiennense y la murciana. Oprimido desde el norte por los reinos cristianos, y desde el sur por los sultanes meriníes de Marruecos, los nazaríes establecieron un reino basado en lo precario y la inestabilidad. A pesar de todo, Granada fue una gran metrópoli de su tiempo que acogía a musulmanes de todos los confines, y en la que se levantaron suntuosos palacios, la Alhambra, mezquitas y baños públicos. Siguió asombrando a propios y a extraños hasta que en 1492 y, tras varios años de intrigas palaciegas y escaramuzas con los castellano-aragoneses que acechaban sus fronteras, el rey Boabdil, Abu Abd Allah, capituló ante los Reyes Católicos, entregándoles Granada.
CRONOLOGÍA DE AL ANDALUS
622   Huida o emigración (Hégira) de Mahoma a Medina. Comienzo del calendario musulmán.
711   Tarik, lugarteniente del gobernador del norte de África Musa ben Nusayr, sale de Tánger a la cabeza de un ejército de 9.000 hombres y desembarca en Gibraltar (Yebel Tarik). La ocupación de la península se realiza en cinco años.
720   Se reconstruyen las murallas y el puente romano de Córdoba, y se funda el primer cementerio musulmán.
718   Posible fecha de la batalla de Covadonga, que marca el comienzo de la resistencia astur.
756   Abderrahman I, último omeya de Damasco superviviente de la persecución a la que fue sometida su familia, llega a la Península y ocupa Córdoba. Establece una dinastía que gobernará Al-Andalus hasta el 1031.
784   Comienza la construcción de la Mezquita de Córdoba.
822   El sucesor de Al-Hakam I, Abderrahman II, trae un período de prosperidad a Al-Andalus. Se amplía la Mezquita de Córdoba y se crean otras en Jaén y Sevilla.
844   Incursión de los normandos en Lisboa, Sevilla, Cádiz y Sidonia.
851   Se levantan en Córdoba los mozárabes.
879   Alzamiento del muladí Umar ben Hafsun contra el emirato omeya.
929   Abderrahman III se proclama Príncipe de los Creyentes y se independiza de Bagdad. Comienza el califato de Córdoba.
936   Comienza la construcción de la ciudad de Madinat al-Zahra.
955   Fundación de Almería.
961   El sucesor de Abderrahman III es al-Hakam II, rey erudito que crea una biblioteca de más de cuatrocientos mil volúmenes.
997   Campaña contra Santiago de Compostela a cargo de Al-Mansur.
1031 Con la caída de la dinastía omeya, comienzan a surgir reinos independientes de taifas en todo Al-Andalus.
1042 Comienzan las obras del Alcázar de Sevilla.
1062 Fundación de Marrakech.
1064 Construcción de la Alcazaba de Málaga.
1081 Destierro del Cid.
1085 Alfonso VI toma Toledo. El rey de Sevilla Al-Mutamid pide ayuda a los almorávides, y junto a ellos derrota un año más tarde a los cristianos en Sagrajas.
1163 Sevilla, capital de Al-Andalus.
1184 Comienza a construirse la Giralda de Sevilla.
1195 Las tropas almohades de Yaqub vencen al ejército cristiano de Alfonso VIII de Castilla en Alarcos.
1198 Muere el cordobés Averroes, traductor de Aristóteles.
1212 Los ejércitos aliados de Castilla, Aragón y Navarra vencen a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa.
1231 Al-Ahmar Ibn Nasr, fundador de la dinastía nazarí, es nombrado gobernador de Arjona, su ciudad natal, y poco después extenderá su poder sobre Jaén y Guadix.
1236 Córdoba se rinde ante Fernando III de Castilla. Algunos años más tarde caerán Jaén y Arjona (1246), Sevilla (1248) y otras ciudades de Al-Andalus.
1237 Comienza la construcción de la Alhambra bajo la dirección de Al-Ahmar.
1314 Comienzan las obras del Generalife.
1482 Se inicia la guerra de Granada. Boabdil arrebata el trono a su padre.
1487 Tras una lucha encarnizada, Málaga se somete a las fuerzas cristianas.
1489 Baeza y Almería se rinden pacíficamente a los Reyes Católicos.
1491 Boabdil, último rey nazarí, capitula ante los Reyes Católicos y negocia la entrega de Granada el 25 de Noviembre.
1492 El 2 de enero los Reyes Católicos entran en Granada.

ARTE Y ARQUITECTURA DE AL ANDALUS
El arte musulmán se refiere a la unidad creativa de un arte y una arquitectura propios de una civilización de enorme extensión geográfica, que no se limita sólo a una etnia específica, sino que abarca áreas tan diversas como gran parte del África negra, el Magreb, Indonesia, el Golfo Pérsico y algunas zonas del Cáucaso, Europa, China o India. Bajo este signo de auténtica identidad supranacional, existen muchas diversidades culturales que toman formas locales o regionales. En los primeros tiempos del Islam surge pronto un arte rico y variado basado en la tradición clásica, en el arte bizantino, en el persa y en el de los pueblos orientales sometidos. Sin embargo, la originalidad de las estructuras arquitectónicas y los motivos ornamentales dan como fruto un arte propio, típicamente musulmán. En todas las creaciones artísticas islámicas se advierte un indiscutible parentesco y vocabulario común.
La ornamentación es, sin duda, uno de los aspectos que más han contribuido a la unificación del arte musulmán. Los mismos temas decorativos aparecen, tanto en la arquitectura como en las artes suntuarias, con independencia del material, la escala o la técnica empleada. La gran profusión de superficies decoradas hace que las estructuras queden parcialmente camufladas. Mediante la repetición de motivos, a menudo geométricos, y la sabia combinación de materiales y texturas, se logra un efecto tridimensional que dota a los edificios de cierto misterio y ligereza. La luz y el agua son elementos indispensables para lograr ese efecto casi irreal. Tanto en los edificios como en los objetos decorativos, la caligrafía, los motivos de estrellas entrelazadas, y los motivos vegetales estilizados, también llamados atauriques, abigarran el espacio en una armoniosa interrelación.
Los motivos figurativos aparecen a menudo en los objetos domésticos, contrariando la creencia popular de que la tradición musulmana los prohíbe. Aunque en realidad, si no los prohíbe, ciertamente los desaconseja, ya que la divinidad perdería su carácter trascendental e inmaterial al intentar ser representada; por ello, nunca existen figuraciones en los edificios religiosos. Otro de los elementos decorativos arquitectónicos más característico son los mocárabes, que separan determinados espacios y están conformados de alvéolos semi-esféricos o prismáticos que se repiten y superponen, como en un auténtico enjambre.
Entre las artes decorativas hispano-musulmanas, merecen ser destacadas las arquetas y botes de marfil preciosamente tallados, los almireces, pebeteros y grifos en bronce, los objetos de madera tallada, los ataifores, lebrillos, jarras y jofainas de cerámica vidriada, las pilas de abluciones y cipos lapidarias de mármol, la orfebrería en oro, los tejidos en seda bordada, y los libros encuadernados e iluminados.
En cuanto a la arquitectura, son numerosos los edificios hispano-musulmanes que aún se pueden admirar en España. Entre los de carácter religioso constan las mezquitas. El origen de las mismas fue, al parecer, la casa del propio profeta Mohammed, que presentaba un sector techado y otro a cielo descubierto. Tan sencillo esquema fue gradualmente evolucionando, hasta convertirse en un organismo perfectamente funcional y adecuado para la celebración de la oración de la comunidad.
Casi todas las mezquitas –decimos casi porque en Al-Andalus se orientaban a veces de manera ligeramente distinta– presentan una orientación hacia la qibla, en la Meca, en cuyo muro existe un mihrab desde el que el imam dirige la oración. También están dotadas de un alminar desde el que el almuédano convoca a la oración cinco veces al día. Otro elemento característico es el patio, o shan, en el cual se encuentra la fuente de abluciones. El sector cubierto de la mezquita, llamado haram, suele configurarse como una gran sala hipóstila, con naves perpendiculares a la qibla. Las naves extremas se prolongan en ocasiones rodeando el patio. Entre las mayores mezquitas que existieron en al-Andalus sobresale la de Córdoba, y entre las más humildes, la de Almonaster la Real. Otro de los edificios más característicos del mundo musulmán son las medersas, o madrazas, destinadas a la enseñanza de las ciencias religiosas y la jurisprudencia. Se articulaban antaño en torno a un patio al que se abrían cuatro grandes salas o iwanes, y sobre el que daban las habitaciones de los estudiantes. Aún se conserva un sector de la madraza de Granada, pero las más espectaculares son las madrazas meriníes de Fez, en especial la Bu Inania.
También de carácter religioso, se levantaban en Al-Andalus numerosos mausoleos en los que se enterraban a los reyes y los santones. Estaban cubiertos de cúpulas y solían tener planta cuadrada. En el terreno de la arquitectura militar, cabe mencionar la fortificación de las ciudades mediante murallas que presentan torres defensivas a tramos regulares. Suelen estar precedidas por una barbacana, y cuentan con un parapeto almenado. Las puertas de acceso se estructuran a veces en recodo. De gran interés son las murallas de Niebla y las de Sevilla. Las alcazabas son también construcciones típicamente defensivas que, en ciertas ocasiones, albergan en su recinto auténticas ciudades residenciales, como es el caso de la de Málaga y la de Almería. Dentro de la arquitectura residencial destacan también los palacios y alcázares, algunos tan suntuosos como el de la Alhambra y el de Madinat al-Zahra, auténtica ciudad-palacio.
Otra de las características de la arquitectura hispano-musulmana es la gran profusión de baños o hammam, esenciales para la higiene. Derivados de las termas clásicas, están integrados por varias estancias en las que la temperatura varía de forma progresiva. Para ello se distribuye de forma subterránea el aire, que se calienta mediante grandes calderas. Ronda y Jaén disponen de magníficos ejemplos.
Y, por fin, no habría que dejar de mencionar las alcaicerías, o qisarias, recintos herméticos en el interior del zoco en el que se venden las mercancías más preciadas. Es interesante, en este sentido, la Alcaicería que se conserva, rehecha, en Granada. Las alhóndigas, o funduq, se destinaban, en cambio, a almacenar productos y para alojamiento de mercaderes, de ahí la palabra fonda. Aún se conserva un notable ejemplo en Granada: el llamado Corral del Carbón.
EL LEGADO CIENTÍFICO Y CULTURAL
Cabe pensar que, en un principio, los árabes eran minoritarios en Al-Andalus, siendo los hispanos y los bereberes mayoría. La lengua hablada, por lo tanto, no era el árabe. Sin embargo, a lo largo del siglo IX se produjo una fuerte arabización, asociada, ineludiblemente, a la importancia que tuvo la lengua en la que fue revelado el libro sagrado de la nueva religión, el Corán.
La lengua árabe fue en Al-Andalus sinónimo de refinamiento y erudición, a pesar de que casi toda la población también hablaba en romance. No sólo estudiaban árabe los musulmanes, también los propios mozárabes, cristianos que permanecieron bajo dominio musulmán, acabaron expresándose y escribiendo en este idioma. Lo mismo que los judíos, comunidades ambas muy participativas en la vida pública de Al-Andalus. En este sentido, existe un elocuente pasaje de Álvaro de Córdoba quejándose del auge del árabe en el siglo IX: "Muchos de mis correligionarios leen poesías y cuentos árabes, y estudian las obras de los filósofos y teólogos mahometanos, no para rebatirlas sino para aprender a expresarse en el lenguaje árabe más correcta y elegantemente". Algunos de los más relevantes lingüistas de al-Andalus fueron Al-Qali, Ibn Al-Qutiyah, y Al-Zubaydi, todos del siglo X.
La educación y el saber tuvieron desde el principio enorme importancia en el mundo musulmán, como así lo demuestran las propias tradiciones que fueron seguidas hasta sus últimas consecuencias. Frases como "Busca el saber desde la cuna hasta la tumba" o "No hay nada más importante a los ojos de Dios que un hombre que aprendió una ciencia y la enseñó a las gentes" son algunas de las máximas más influyentes en la época. Los propios emires y califas, como Abderrahman II, Abderrahman III y Al-Hakam II, fueron grandes eruditos que se rodearon de sabios y pusieron la enseñanza al alcance de todo el mundo. Hicieron traducir las principales obras del saber greco-helenístico, crearon bibliotecas públicas y privadas –algunas tan célebres como la de Al-Hakam II–, y edificaron mezquitas y madrazas en las que se impartían las ciencias religiosas y la jurisprudencia. Algunos fueron excelentes poetas, como el propio rey Al-Mutamid de Sevilla, y su amigo y visir Ibn Ammar.
Se dedicaron numerosas obras al estudio del saber y la enseñanza, y a la clasificación de las ciencias, como aquella que escribió Abd Rabihi en el siglo X: Al-Iqd al-Farid, "El collar único". Así se expresaba el autor acerca de los distintos saberes: "(son) los pilares en los que descansa el eje de la religión y del mundo. Diferencian al hombre de los animales, y al ser racional del irracional". También el célebre Ibn Hazm (994-1064) dedicó numerosas páginas a clasificar las ciencias en libros como el Maratib Al-Ulum, o Kitab Al-Ajlak. Este autor ha sido uno de los más prolíficos que ha dado el mundo musulmán, destacando como poeta, teólogo, jurista, historiador y filósofo. Cuatrocientas, nada menos, fueron las obras que escribió. Su lengua era tan crítica y mordaz contra el poder y la pobreza de espíritu, que se llegó a decir que "su lengua era tan afilada como la espada de Al-Hach-chach". Acerca del saber dijo lo siguiente: "El que busca el saber para jactarse de él, o para ser alabado, o para adquirir riqueza y fama, está lejos del éxito, pues su objetivo es alcanzar algo que no es el saber".
Otro de los grandes sabios de Al-Andalus que se ocuparon de esta materia fue Said (m.1070) quien escribió, entre otras obras, el "Tabaqat".
LA PROSA,  LA POESÍA Y LA MÚSICA
La prosa y la poesía fueron dos disciplinas altamente valoradas por los andalusíes, amantes de la belleza, la estética y la naturaleza. La época de taifas supuso un auténtico caos político, pero también una "descentralización" del saber, que hasta entonces, se congregaba casi exclusivamente en Córdoba. Los reyes compitieron entre sí por lograr el más alto grado de erudición y la corte más sabia, y cultivaron, en especial, la poesía. Uno de los poetas que alcanzaron más alta fama, aparte del mencionado Al-Mutamid, fue Ibn Zaydun (1003-1071), lo mismo que su amada, la bella princesa Wallada. También fueron renombrados Al-Ramadi (m. 1015) y, siglos más tarde, Ibn Zamrak, el poeta del siglo XIV que plasmó sus versos en los muros de la Alhambra. La forma más cultivada y elegante en poesía era la qasida, de complicado metro, aunque también surgieron nuevas formas populares llamadas muwashaha y zéjel, cuyo máximo exponente fue el vividor Ibn Quzman (siglo XII), cuyo renombre llegó hasta Bagdad.
La música nunca fue un género bien considerado por el mundo musulmán; no obstante, en Al-Andalus proliferaron grandes músicos, entre los que cabe destacar el célebre Ziryab, procedente de Bagdad en el siglo IX, quien, además de revolucionar las modas en el vestir, la cosmética y la cocina, fue un magnífico tañedor de laúd, al que agregó una quinta cuerda.
La prosa –sobre todo filosófica– también tuvo buenos representantes, algunos de la talla del gran pensador Ibn Tufayl, que destacó con su delicioso "Hayy Ibn Yaqzan", también conocido como el "Libro del Filósofo autodidacta", sin duda precursor del Robinson Crusoe de Defoe. También destacó el poeta Ibn Suhayd (m.1034), con su obra "Al-Tawabi wa-l-zawabi, Espíritus y demonios".
LA HISTORIA Y LA GEOGRAFÍA
Entre los musulmanes de la Edad Media, la historia cobró un especial interés, escribiéndose numerosas obras repletas de interesantes datos históricos, pero también geográficos, sociológicos, y biográficos.
Hay constancia de que existieron numerosos historiadores, geógrafos y antologistas en Al-Andalus, aunque muchas de sus obras se han perdido. Entre ellos, surgió una saga de Al-Razi, entre los que destacó Isa (siglo X), que escribió una historia general de Al-Andalus, conocida más tarde como la Crónica denominada del moro Rasis. Igualmente valiosa fue la "Historia de la conquista de Al-Andalus" de su contemporáneo Ibn Al-Qutiya. En el siglo XI, surgieron una serie de notables historiadores como Ibn Hayyan, nacido en Córdoba en el 987, erudito autor de numerosas obras que reflejan la sociedad y acontecimientos de su época. Más adelante destacó Ibn Said al-Magribi, nacido en Granada hacia 1201, y su contemporáneo Ibn Idhari.
El siglo XIV contó con dos grandes estadistas y pensadores: el lojeño Ibn Al-Jatib y el tunecino Ibn Jaldun, autor de una obra fundamental de su tiempo: el "Muqaddimah".
Finalmente, entre los antologistas, tuvo gran relevancia el sevillano Al-Himyari y los autores del siglo XII Ibn Bassam e Ibn Jaqan. Entre los geógrafos, brillaron Al-Udri (siglo XI), su contemporáneo Al-Bakri, Al-Idrisi, llamado el Estrabón de los árabes (siglo XIV), y el tangerino Ibn Batuta –el mayor viajero de su tiempo–, legándonos importantes testimonios de Al-Andalus y de muchos otros lejanos lugares del mundo entonces conocido.
FILOSOFÍA Y SUFISMO
En los primeros tiempos del Islam en Oriente, pronto se cultivó la ciencia de la filosofía y la lógica, en un clima de gran tolerancia religiosa e intelectual. En Al-Andalus se introdujeron las primeras traducciones al árabe de los filósofos griegos, en especial Aristóteles, y fue surgiendo un pronunciado interés por esta materia que, sin embargo, no era bien vista por las rígidas autoridades religiosas. A menudo se prohibió su estudio y se quemaron las obras de Ibn Hazm, el oriental Al-Gazali y Averroes. Los filósofos, sin embargo, sostenían que el intelecto y la razón no estaban en absoluto reñidos con la revelación, y constituían el instrumento más adecuado para alcanzar la verdad. "La filosofía es amiga y hermana de leche de la religión. No contradice a la revelación, sino que la confirma." afirmaba Averroes.
El propulsor del estudio de la filosofía fue Ibn Masarra, autor del siglo X quien profesaba una suerte de panteísmo. Después surgió Ibn Hazm y su contemporáneo malagueño, el hebreo Ibn Gabirol, que profesó una filosofía neoplatónica en su "Yambu Al-Hayat". El siglo XII vio florecer a Ibn Bayyah (Avempace), y su discípulo Ibn Tufayl, cuya obra, la ya mencionada "Hayy Ibn Yaqzan", tuvo una honda repercusión entre los cristianos.
Pero, sin duda, el que más influyó, tanto en el mundo musulmán como en toda Europa, fue Averroes (Ibn Rushd, 1126-1198), de quien se han conservado varias importantes obras. Contemporáneo suyo fue el eminente filósofo judío Maimónides (1135-1204).
Pero, contra esta corriente racionalista, existieron en Al-Andalus varios místicos sufíes de la talla de Ibn al-Arif (1088-1141) o Ibn Arabi de Murcia (1165-1240), quienes sostenían aquella tradición profética que reza: "conócete a ti mismo, y conocerás a tu Señor", pero no desde un punto de vista racional e intelectual sino puramente intuitivo y místico.



LAS CIENCIAS NATURALES
No se puede dejar de mencionar a los grandes sabios de las ciencias naturales, que revolucionaron muchos aspectos de la vida con su saber. Estudiaron las matemáticas, la astronomía, la medicina, la botánica y la agronomía, pero también otras ciencias más reprobadas por la ortodoxia como la astrología, la alquimia y la magia. Se estudiaron con minucia los movimientos de las estrellas y los planetas por medio de sofisticados astrolabios, se avanzó en el estudio del álgebra y la aritmética, cuyo precursor fue el oriental Al-Jwarizmi (de ahí logaritmo), y se perfeccionaron, en medicina, las teorías de Hipócrates y Galeno.
En al-Andalus destacaron Ibn Taimiya (m. 928) en astronomía y medicina; Abu Bakr al-Ansari, que enseñó aritmética y geometría en la corte de Al-Hakam II, y el famoso Maslama Al-Mayriti (m. 1008), llamado el Euclides de España y experto en numerosas disciplinas.
La medicina tuvo su máximo exponente en Averroes y los hermanos Harrani, que ejercieron bajo el manto protector de Al-Hakam II. Y no se puede olvidar, en este rapidísimo repaso, al botánico malagueño Ibn-Baytar (1197-1248) o al agrónomo Ibn Al-Awam, a quien debemos un exhaustivo y valioso tratado de agricultura, el "Libro de Agricultura". Todos ellos influyeron grandemente en la Europa contemporánea y en la posterior, y sus textos fueron estudiados, hasta bien entrado el siglo XVII, por hombres de la talla de Miguel Servet, Copérnico, Nicolás Massa o Galileo.
VIDA COTIDIANA
La vida de un pueblo no se mide sólo a través de sus logros artísticos y científicos, sino, sobre todo, desmenuzando la vida de cada día, las costumbres, las estructuras sociales y la organización. También en este terreno fue Al-Andalus avanzada y culta. Forjó un nuevo tipo de sociedad urbana muy estructurada, al tiempo que revolucionó las tareas del campo, vitalizando la agricultura, y aportando nuevos métodos de cultivo y un sinfín de especies agropecuarias.
El núcleo urbano era la medina, de trazado apretado y denso, que, a su vez, se organizaba en dos zonas: la comercial y la vecinal. El zoco era un lugar de encuentro, sobre todo masculino, en el que, en medio de un frenético deambular, se sucedían las más diversas transacciones, y también las más insospechadas intrigas. Los oficios y los puestos se extendían por áreas especializadas, en las que se podían hallar las más variadas mercancías. Desde especias y perfumes hasta hortalizas y frutas, carne, tejidos, orfebrería y cerámica. Una estricta serie de normas regían la vida comercial –normas que aún podemos encontrar en los completos tratados de hisba de Ibn Abdun–, cuya honradez, no siempre garantizada, vigilaba atento el almotacén, inspector del zoco. Al-Andalus estableció una sólida administración y un sistema judicial harto complejo. Las compras se efectuaban con dinero contante y sonante, que se acuñaba en la ceca de Córdoba, primero, y de otras ciudades en época de taifas. Dinares, dirhems y feluses eran moneda de pago corriente.
La mezquita era también un lugar frecuentado, no sólo para efectuar la oración comunitaria, sino para convocar distintas reuniones de tipo social y vecinal, o simplemente para estudiar con un poco de sosiego, o escapar a los calores estivales entre la umbría del bosque de columnas. La vida doméstica se desarrollaba fuera del recinto comercial, en los barrios fortificados de la medina que, para mayor seguridad, se cerraba de noche mediante dos puertas y estaba vigilada. Las viviendas, austeras y sobrias en su exterior, podían ser muy lujosas en su interior y, en cualquier caso, eran un refugio de paz y confort, muy por encima de lo habitual por entonces en otros lugares del resto de Europa. Organizadas todas en torno a un patio –si la familia se lo podía permitir, en él se ubicaba una alberca o, cuando menos, un pozo– las alcobas, salones y la cocina se abrían a este espacio y se distribuían también en torno a la galería superior. El mobiliario era sencillo, apenas unos arcones, una mesa baja de taracea, y algunos altillos y hornacinas en los que depositar un libro o algún adorno de marfil. De dar calidez al entorno se encargaban las esteras y alfombras tupidas de lana, unos mullidos almohadones de seda o lana bordada y un buen brasero.
En toda vivienda existía un "aseo" digno, y el alcantarillado, lo mismo que el alumbrado de la ciudad, se distribuía mediante una red perfectamente organizada. Algo extraordinario teniendo en cuenta que hablamos de los siglos IX y X.
Los baños públicos eran muy numerosos. Tanto, que en la Córdoba califal llegaron a existir más de seiscientos. En ellos, los clientes no sólo se lavaban, se relajaban y se dejaban masajear enérgicamente. La tarde estaba destinada al turno de las mujeres, que se acicalaban, charlaban e incluso merendaban. Pasta depilatoria, alheña (henna), aceite de violetas, perfume de almizcle y jazmín, jabón arcilloso para el cabello, antimonio para realzar la mirada (kohol), corteza de nuez para tintar labios y encías..., constituían un auténtico arsenal cosmético para el cuidado y la belleza de la mujer andalusí.
La huerta floreció como nunca antes lo hiciera, llenándose de nuevas hortalizas como la berenjena, la alcachofa, la endibia, el espárrago..., y nuevas frutas como la granada, el melón, la cidra y los albaricoques. Entre ellos, las flores rezumaban fragancia y color: crecían el alhelí, la rosa, la madreselva y el jazmín. Las acequias corrían apresuradas y las norias chirriaban cargadas de agua clara.
Se mejoró la técnica de los injertos, y se crearon jardines botánicos con fines medicinales junto a los hospitales, que también los había.
La educación era un bien muy preciado por los musulmanes, que se preocuparon, desde las instancias oficiales, de garantizar y desarrollar. El estudiante podía acudir a la mezquita o la madraza y recibir la enseñanza que él eligiese, siempre, claro está, que ya dominase los textos sagrados y las ciencias teológicas. Cuando el alumno procedía de familia acomodada, un tutor se encargaba en su propio d